Hoy día haré otra cosa. Hoy día les contaré una historia que me sucedió hace algún tiempo. Es una historia que tiene su ironía, su melancolía y su tristeza, pero que vale la pena contar.
Sucede que hace algún tiempo, mucho antes que pasó esta situación, soy amigo de una mujer extraordinaria. Es la hija de un viejo amigo mío, que mientras tanto ya nos dejó para irse a una mejor vida, y a quien aprecio mucho desde que era una niñita de trenzas. Hoy esa gran mujer es funcionaria de una financiera, que con su trabajo tiene para alimentar y educar a dos hijos prometedores, que son también amigos míos. Vamos a llamarla Camila.
|
Reflejo en la laguna - Acuarela 48 x 36 cms
|
El marido? Bueno, vamos a decir que la dejó, sin darse cuenta nunca de lo que se perdía. Se enredó con una pollera ajena y hasta ahí llegó la paciencia de Camila, que ya había pasado por otras infidelidades. Con consternación, desilusión y rabia le pidió que desapareciera de su vía. Hoy, parece una mujer que ha superado ese dolor, y sigue adelante, no sin mantener algunos rasgos de su personalidad, que la caracterizan.
Camila es insegura. Vaya uno a saber de donde le viene eso, si de su entorno familiar, su padre anulador, de unos hermanos talvés desplazadores, o de aquel prurito inasible que nos hace ser como somos, el hecho es que Camila es insegura y eso contamina su vida. Si les dice algo les informaré que ha cambiado varias veces de trabajo, y eso sin que nadie le dijera que se vaya. Todo lo contrario. Ha cambiado varias veces de vivienda, sin una buena razón aparente. Vuelve a su casa del trabajo, siempre por una vía diferente, y cambia la voz cada vez que no se siente segura de lo que está diciendo, lo que sucede a cada rato. Se pone ronca de repente, tose nerviosamente y casi diría que transpira, cuando trepida en algo. En resumen, parece una persona que siempre está pidiendo perdón por ser lo que es. Pero tiene un afán que la redime. Camila quiere proyectar su vida, de algún modo, y que no sea solo su vida un cumplir con sus obligaciones. En suma, pretende que su vida tenga un significado, más allá de su función de mujer, y es así como un día descubrió que la pintura era el camino. Entusiasmada, se inscribió en una academia y ahora pinta en sus horas libres y lo hace a entera satisfacción.
|
Un hogar bajo el sol - Acuarela 70 x 50 cms
|
Un día sabiendo que yo también, inesperadamente, me estaba dedicando a la pintura, quiso conocer lo que estaba haciendo y fue a mi estudio y vaya que le costó disimular su cara de desilusión.
"Pero tu pintas pintura figurativa" - me espetó con tono de innegable espanto, como si me hubiera sorprendido mascando una lagartija. "Tu eres intelectual, y estás haciendo eso!" - "Un intelectual ha superado eso hace tiempo!" - agregó, y entró en una serie de consideraciones, que el proceso histórico estaba eclipsado, que el hombre había alcanzado una introspección - eso dijo - que ya no le permitía quedarse simplemente en lo real, ya que ahora estaba incursionando en lo intangible donde estaba la riqueza de la percepción moderna, que la miraba de ahora permitía ver el todo que hay en la nada, etc., etc. ..., palabras todas en que intuí el evangelio de la academia a que asistía.
|
Paseo dominical - Acuarela 70 x 50 cms
|
Después, al ver, talvés, el laberinto que había en mi cara, me tomó cariñosamente de un brazo y me invitó a que la acompañara a su casa, a ver lo que estaba pintando, para que entendiera lo que quería decir. Y fuimos.
En medio del pequeño rincón que había despejado en su departamento para dedicarse a su afán, y entre profusión de telas a medio acabar, ensayos de colores y otros exponentes del esfuerzo que estaba haciendo, y en los cuales no descubrí nada identificable ni reconocible, me llevó junto al atril y descubrió la tela en la que estaba trabajando y me miró con luminosa expectativa.
Lo que vi no me permitió sino preguntarle, con gran titubeo de mi parte: "Que ... que es? Qué ... representa?
|
Acuarela 70 x 50 cms
|
Y ahí, siempre mirándome con las misma esperanzada fascinación anterior, tomó una hoja de cartulina blanca, en la cual aparecía recortada a tijera, una pequeña ventana rectangular, y la colocó sobre un ángulo de una fotografía publicitaria en una revista, que representaba un automóvil que ofrecían, y me miró con gloria en sus pupilas.
"Mira! - me dijo - "Es lo que hago, ves? Coloco esta ventana en la cartulina sobre cualquier parte de esta fotografía y pinto lo que aparece. Resultan las imágenes más extrañas, vieras! .. Están todos felices conmigo! Se preguntan cómo tengo tantas ocurrencias! Hasta me he ganado premios en concursos internos de la academia! Que te parece?" .. Y me quedó mirando con una expresión de juguetona complicidad . "Hasta pienso participar en una exposición de pinturas del grupo, fíjate!". Y agregó: " Ves lo que te quiero decir? ... Modernidad!... Ruptura!... Introspección!... Genial, verdad?"
Confieso que me costó un mundo reponerme.
|
Acuarela 70 x 50 cms
|
El rectangulito representaba un pequeño sector de una llanta y neumático del auto, y lo que parecía ser el final del pié de un estante metálico, todo ello sobre el piso, aparentemente, de linoleo, formando paralelepípedos curvos y triángulos, que obviamente no representaban nada, pero eran, sin duda, un tema.
La miré conturbado, sin saber que decir, porque era todo tan insólito, que era como entrar a discutir con ella la inmortalidad del viento, y mi silencio la estimuló a colocar la cartulina sobre otras fotografías de la revista, obteniendo con ello, como era de esperar, cientos de motivos, mientras me decía:
"Ves...ves...ves..no te parece genial? Dime, en serio, hay un límite para lo que puedo pintar?... Y es tan fácil!... No hay que sacarse la mugre ideando tonterías!". Y tomándome un brazo, añadió: "Y están todos tan contentos!"... Y luego, con aire de complicidad: "Pero no le vayas a contar a nadie. Mira que es mi secreto!"... Y luego, a modo de corolario:" "Ves como te has quedado fuera con tu pintura? Hoy todo el mundo quiere color... metáforas ... Algo loco que cubra el muro, entiendes?".
|
Vida entre bastidores - Acuarela 48 x 36 cms
|
La miré otra vez, esta vez muy al fondo de su mirada y me crucé con el brillo decidido de sus ojos, un brillo que no había visto antes en ella, y no me sentí capaz de contradecir esa seguridad recién nacida, que le hacía tanto bien. Le dije que pensaría en todo eso y nos dimos un apretado abrazo de despedida, muy sincero. Al irme me invitó, entre risas, a su primera exposición. Le aseguré que no faltaría. Eso fue todo.
Volví a mi casa con una extraña mezcla de tristeza y satisfacción . Me sonreí por dentro. Ahí estaba esa mujer, madura y sensata, encantada ante ese nuevo sentido de su vida. Que derecho tenía yo de interrumpir eso con mis críticas? Y, por otra parte, que unía nuestras pinturas tan diversas? Quien tenía la razón? Habría alguien en el mundo con facultad de juzgarnos a ella o a mi? Basado en qué principios o dogmas? El tema tenía un alma alegre y divertido, irónico y desquiciador.
|
Evocación chilota - Acuarela 70 x 50 cms (RESERVADO) |
Aun bajo la influencia de esos sentimientos, saqué mis pinturas de su carpeta y me puse a mirarlas con melancólica simpatía. Ahí estaba la cascada de hojas otoñales, salpicando el verde y luminoso prado. La proa del viejo bote, enterrada en las negras arenas de un lago. Las calles de mis pueblos con sus casas viejas proyectando sombras fantasmales sobre la tierra dormida... y los bosques, los santos bosques, inmensos y rumorosos, ondulando sus follajes al viento y emitiendo su canto de plenitud... Eso me gusta pintar... Eso me atrevo a pintar. Cada trazo que pinto es un agradecimiento por tanta belleza, tanto esplendor, y por poder hacerlo aún... Con eso me quedo. Es un honor poder hacerlo.